Son ya casi 1.000 los inmigrantes que han llegado a las costas de Sicilia en los últimos dos días. Las revueltas en el norte de África y la mejora de las condiciones del mar han animado la nueva aparición de pateras.
Once embarcaciones han sido interceptadas por la marina italiana. La mayoría de los extracomunitarios son varones de origen tunecino. El centro de primera atención de Lampedusa está cerrado.
Al ministro del Interior le arrecian las críticas pero Roberto Maroni reitera su intención de no reabrir el centro que vivió varios incidentes el año pasado. Por eso, tras la travesía, las personas son alojadas en algún hotel de las islas de Lampedusa o Pantelleria o tienen que pasar la noche en la calle, en un banco, sometidos a un vivac forzoso a la espera de su trasladado a la península.
La portavoz italiana del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados reclama el derecho que tienen estas personas a solicitar asilo tras haber afrontado una peligrosa travesía.
Son horas de trabajo intenso para los traficantes de hombres y también para la policía italiana que, en estos momentos, desarrolla una amplia operación a lo largo de Sicilia contra la inmigración clandestina. Según confirma Interior, se trata de la segunda fase de la operación denominada “Ingreso Fácil” y que trata de desmantelar un significativa organización criminal.