Las dos ciudades más grandes de Pakistán, Karachi y Lahore, han sufrido dos atentados suicidas en un lapso de 90 minutos que han dejado al menos doce muertos y decenas de heridos.
En el ataque de Lahore, al este del país, un adolescente ha atacado una procesión chií, una minoría atacada frecuentemente por los talibanes, que han reivindicado el atentado como respuesta a las ofensivas del ejército y de los aviones no tripulados estadounidenses en sus bastiones del noroeste y han subrayado que su objetivo era el furgón policial que protegía la procesión, no los peregrinos chiíes.
Este atentado se ha producido en un barrio muy populoso del centro de la ciudad, cerca de una procesión chiñi que celebraba el día 40 después del aniversario de la muerte del profeta Husseín.
"El kamikaze, con explosivos atados y que debía tener entre catorce y quince años, quería infiltrarse en la procesión. Se ha hecho explotar cuando la Policía ha tratado de pararle para inspeccionarle en un puesto de control", ha explicado el jefe de Policía de la ciudad, Aslam Tareen.
En el ataque han muerto nueve personas, entre ellas tres policías. El hospital Mayo de Lahore ha atendido a 70 heridos mientras que el de Ganga Ram a cuatro.
Atentado con moto
Menos de dos horas después, otro atentado suicida ha dejado dos muertos y cuatro heridos en Karachi, al sur del país, la ciudad más grande de Pakistán y su capital económica.
"El kamikaze conducía una moto y llevaba un saco cargado de explosivos. Persiguió y chocó contra un coche de patrulla de la Policía", ha declarado un alto funcionario policial en la ciudad, Shaukat Shah.
Tres personas, entre ellas dos policías, murieron y otras tres resultaron heridas.
Según un informe, del Instituto de Pakistán para Estudios de Paz (PIPS), en 2010 se registraron un total de 2.113 ataques insurgentes, terroristas o de corte sectario, que acabaron con la vida de 2.913 personas y dejaron heridas a otras 5.824.