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Hungría, una presidencia de la UE con 'mordaza'

  • La ley que limita la libertad de prensa provoca críticas en los 27

  • El primer ministro húngaro la defiende y dice que ha sido malinterpretada

  • Decisiones como la expropiación de los fondos de pensiones dan desconfianza

  • La UE afronta un periodo decisivo para solventar la crisis de deuda

Ver más: Análisis de la corresponsal de centroeuropa de RNE, Aurora Mínguez

RTVE.ES / REUTERS
5 min.

¿Es digno de presidir la Unión Europea un país que reduce al mínimo la libertad de prensa y ha 'expropiado' los fondos privados de pensiones para hacer frente a su galopante déficit público?

Ésa es la pregunta en voz alta que se plantean algunos en voz alta -como el ministro de Exteriores de Luxemburgo- y otros de manera sutil, como Reino Unido y Alemania, cuando Hungría se dispone a asumir la presidencia de turno de la Unión Europea tras seis meses de la dirección del gobierno en funciones belga.

Berlín y otras capitales europeas presionan a contrarreloj a Budapest para que enmienda su nueva ley de medios de comunicación incluso antes de que entre en vigor, temiendo que los recortes a la libertad de prensa en Hungría minen seriamente las críticas a la falta de libertades en países como Rusia y distraigan la atención de la crisis de deuda.

Caída de la calidad democrática

En una clara advertencia al gobierno presidido por Viktor Orban, que arrasó en las elecciones de este año con casi dos tercios de los escaños en el Parlamento, el viceministro de Exteriores alemán, Werner Hoyer, ha pedido a Budapest que aclare las dudas sobre su ley "rápidamente".

"Asumo que la última palabra del gobierno húngaro sobre este asunto aún no se ha dicho", ha subrayado en una entrevista al rotativo Frankfurter Rundschau.

Un portavoz del Foreign Office británico ha enviado el mismo mensaje, recordando que la libertad de prensa es "el corazón" de una sociedad libre y urgiendo a Budapest a reconsiderar sus planes.

Sin embargo, el gobierno de Orban parece que no da su brazo a torcer. Este jueves ha formado la ley, que establece una nueva autoridad de medios de comunicación que está formado por fieles del partido Fidesz, en el poder en Hungría.

Este consejo supervisará toda la producción de noticias en los medios públicos y podrá imponer fuertes sanciones a los medios privados.

Orban considera que la ley ha sido mal entendida por los extranjeros que no están familiariazados con la situación interna de Hungría.

Retos importantes

El problema es que la Unión Europea se encuentra en un momento crucial, en el que se prepara para hacer cambios fundamentales en el Tratado de Lisboa para hacer permanente el mecanismo de rescate que ha salvado ya a Grecia e Irlanda de la crisis de la deuda en la zona euro.

Además, durante los próximos seis meses se deben lanzar las complicadas conversaciones sobre el presupuesto 2014-2020, en el que Francia, Alemania y Reino Unido quieren meter la tijera a costa de los países más pobres del este y del centro de Europa.

Los 27 también deben hacer frente a temas profundamente polémicos como la integración de la minoría gitana -cuya situación en la propia Hungría dista de ser la ideal- y la entrada de Rumanía y Bulgaria en el espacio Schengen, a la que se oponen Francia y Alemania.

Ante estos temas, el estilo bronco de Orban, que ha cautivado a los votantes, preocupa a sus socios europeos.

"No puedes comportarte como un toro en una tienda china. La UE no trabaja de esa manera", considera Zoltan Kiszelly, en declaraciones a Reuters.

Reducción de déficit poco ortodoxa

De hecho, frente al panorama de recortes en toda Europa, Orban ha cambiado el rumbo político impuestos por sus antecesores socialistas ante la presión de la UE y el FMI y ha anunciado que renuncia al crédito de 20.000 millones de euros que ambas instituciones dieron a su país para evitar la quiebra a finales de 2008.

A cambio, ha aprobado una ley para hacerse con 14.000 millones de pensiones privadas para reducir el déficit mientras ha colocado a fieles en altos puestos de la Justicia para consolodar su poder.

Además, su Gobierno quiere controlar la forma en la que los miembros del consejo de política monetaria del Banco de Hungría son nombrados en un movimiento que es ampliamente considerado como una manera de forzar al banco a abrazar su agenda pro crecimiento con devaluaciones.

El Banco Central Europeo ha criticado el plan y los inversores han empezado a fijar precios ante los riesgos de más tensiones entre el Gobierno y el banco centrel húngaro.

La diplomacia trabaja

Así las cosas, los diplomáticos europeos tratan de recordar que en otros casos ya se ha atemperado la política no convencional de un país que ostenta la presidencia europea, tal y como ocurrió con la República Checa hace dos años.

Entonces, la UE consiguió parar la crisis del gas entre Rusia y Ucrania, se celebró la primera cumbre con Barack Obama y se cerró un acuerdo con Irlanda para asegurar la aprobación del Tratado de Lisboa.

"Por supuesto, las medidas poco ortodoxas de Hungría no ayudan a su presidencia pero no deberíamos exagerar su impacto.  Su imagen no brilla pero no supondrá que el trabajo se paralice", ha señalado una fuente diplomática europea.

Al fin y al cabo, la Presidencia saliente de Bélgica se ha mantenido sin problemas durante los últimos seis meses, aunque el país sigue con un Gobierno interino amte la falta de acuerdo entre flamencos y valones.

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