Un tribunal de Turín determina que la muerte de un trabajador de origen albanés tiene menos valor que la de un italiano.
Se trata de una sentencia que ha causado estupor. En la sentencia se cita textualmente que Albania está en un área de economía deprimida y si se entregara una cantidad superior supondría un enriquecimiento injustificado para los padres.
El juez civil ha echado mano de una sentencia de la Corte de Casación de hace una década y ha decidido reequilibrar el resarcimiento con el valor real del dinero en el país donde residen los afectados. Además en la sentencia se carga sobre el fallecido el 20% de la culpa de la muerte.
De esta manera sus padres recibirán 32.000 euros como resarcimiento. Si el operario hubiera sido italiano la cantidad a percibir hubiera oscilado entre 150.000 y 300.000 euros, diez veces más.
Una abogado especialista en derecho civil, Sandra Gracis, asegura que con esta sentencia se anima a los empresarios a contratar mano de obra de países pobres porque su muerte es más barata. Además esta experto indica que el juez se ha acogido a una sentencia del año 2000 pero ignorando otra del Tribunal Supremo que en 2006 aseguró que los derechos de los trabajadores están asegurados sin ninguna disparidad en función de su ciudadanía.
Lo que cuenta es la muerte en sí- asegura la letrada- y debe haber una valoración del daño moral que no discrimina ni por el estrato social ni por el lugar ocasional de la muerte o del nacimiento.