El Fondo Monetario Internacional (FMI) abre su asamblea anual conjunta con el Banco Mundial con una guerra de poder en su consejo ejecutivo, donde los países emergentes exigen un peso mayor que refleje su creciente protagonismo global.
Para que esa demanda se materialice los países más influyentes tendrán que ceder parte de su poder en un trasvase para el que nadie se presenta voluntario. La resistencia quedó patente el miércoles cuando el consejo ejecutivo analizó un documento con distintos escenarios para el reequilibrio de fuerzas.
Ese texto elaborado por funcionarios del Fondo propone, entre otras cosas, que España pase del puesto 15 al 12 por poder de voto en la junta directiva, fue recibido con caras largas por la mayoría de países avanzados, y los observadores dan por hecho que no se aprobará.
La propuesta incrementaría sensiblemente la relevancia de los emergentes, pero tendría que aprobarse por el 85% del voto. "Con la excepción de EE.UU., la reacción de casi todos los países avanzados fue muy mala", según un asistente a la reunión.
Menos peso de Europa
La junta directiva está integrada por 24 directores ejecutivos que representan a los 187 países miembros y se encarga de aprobar los préstamos a los países y otras operaciones, como la venta de oro de la institución. Estados Unidos., Gran Bretaña, Japón, Alemania y Francia son los mayores accionistas y sus representantes son designados directamente por los titulares de Economía.
Los otros 19 miembros son elegidos cada dos años. China, Arabia Saudí y Rusia tienen también una silla. Los otros directores representan a un grupo de países y en algunos casos la presidencia de la silla es rotatoria. Ese es, por ejemplo, el caso de España, que tiene un director ejecutivo en el consejo una vez cada seis años y rota en el puesto con Venezuela y México.
Otros países europeos más pequeños como Bélgica y Holanda son siempre cabeza de silla pese a representar a un grupo de naciones. En total, y dependiendo de si España preside o no el grupo en el que se encuentra, Europa tiene entre ocho y nueve directores ejecutivos en el consejo.
EE.UU. tiene poder de veto
EE.UU., el principal socio del organismo con cerca de un 17% del poder de voto, sostiene que ese porcentaje es exagerado y por lo tanto es el Viejo Continente el que tiene que ceder terreno. Y para forzar ese desenlace en agosto tomó la medida sin precedentes de bloquear el voto para la reelección de la junta directiva que debería realizarse a finales de octubre.
El peso de EE.UU. en el Fondo le otorga poder de veto al permitirle bloquear aquellas medidas que necesitan una super-mayoría del 85% para su aprobación. Fuentes próximas a las negociaciones apuntan que la medida de Washington es "un órdago" con el que poner en evidencia a los socios europeos y forzarlos a actuar.
Bruselas ha respondido expresando su disposición a permitir que dos de sus directores ejecutivos, presumiblemente los de Bélgica y Holanda, pasen a rotar dentro del grupo, una propuesta criticada por organizaciones no gubernamentales y que todo indica EE.UU. no aceptará. "La oferta europea es vergonzosa y no representa cambio alguno", afirma Pamela Gómez, asesora de Oxfam International.
Sobre la mesa está también la posibilidad de que EE.UU. renuncie a su poder de veto, aunque los líderes del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU. han dado instrucciones al secretario del Tesoro, Timothy Geithner, para que no dé el brazo a torcer.
Delicada cuestión diplomática
Fuentes cercanas a las negociaciones aseguran que el tema se ha convertido en "una cuestión diplomática muy delicada" y pronostican que la asamblea que arranca este viernes concluya sin acuerdo. De ser así, la patata caliente pasará a manos del G20 que se reunirá el próximo mes en Seúl.
El reparto de poder del FMI refleja en gran medida la estructura de fuerzas existente al final de la II Guerra Mundial, cuando nacieron el FMI y su institución hermana, el Banco Mundial.
Por lo demás, está previsto que la situación en el mercado de las divisas acapare la atención de los responsables de las finanzas mundiales reunidos en Washington.
Está previsto de hecho que ese sea el principal tema en el encuentro del Grupo de los Siete (G7) países más industrializados que se reúnen también este viernes en la capital estadounidense.