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El primer ministro húngaro señala a un error humano como causa de la fuga tóxica

  • Según las autoridades su limpieza podría llevar un año y medio

  • Cuatro muertos, seis desaparecidos y 120 heridos, balance provisional

RTVE.es/ AGENCIAS
3 min.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, considera que el vertido de lodo tóxico de una empresa de aluminio, que ha dejado cuatro muertos, seis desaparecidos y al menos 120 heridos, podría haber sido causado por un error humano. 

"No disponemos de toda la información...pero no tenemos ninguna señal que indique que el desastre se ha producido por causas naturales", ha afirmado Orbana.

"Y si un desastre no tiene causas naturales, entonces puede ser considerado como un desastre causado por el hombre. Sospechamos que este puede ser el caso", ha dicho.

Según las autoridades húngaras la limpìeza podría llevar un año y medio  y costar decenas de millones de dólares.

Estado de emergencia

El gobierno húngaro ha declarado el estado de emergencia en tres condados afectados por la fuga de un material conocido como "barro rojo", una sustancia química muy tóxica, corrosiva y alcalina, aunque las autoridades mantienes que no hay riesgo de radiación.

Muchos de los habitantes de la zona han tenido que ser evacuados y tratan de regresar a sus casas para recuperar sus pertenencias, aunque en poblaciones como la de Kolontar, la policía no les está permitiendo por el momento volver a sus hogares.

Para evitar que la sustancia tóxica se extienda y cause mayores daños los equipos de la Unidad Nacional de Desastre han comenzado a arrojar desde helicópteros yeso sobre el lodo tóxico para evitar que el derrame llegue hasta el río Danubio, una de los más importantes de Europa.

Desastre ecológico

Un experto de la organización Greenpeace ha afirmado que el impacto de la fuga de de lodo podría ser mucho peor que el derrame de cianuro en Baia Mare en Rumania de hace diez años, cuando agua contaminada con cianuro fue derramada de un depósito de minas de oro, a los los ríos Tisza y Danubio.

"Este desastre es siete veces mayor que el incidente ocurrido en Baia Mare. El impacto ecológico puede ser muy amplio y podría llevar mucho tiempo neutralizarlo porque los metales pesados y la soda cáustica forman una mezcla tóxica muy peligrosa", ha señalado Katerina Ventusova, una experta de Greenpeace en sustancias tóxicas.

Desolación en las zonas afectadas

Los residuos han inundado una región de unos 40 kilómetros cuadrados en los alrededores de la población de Ajka, a unos 160 kilómetros al oeste de Budapest.

El fuerte olor que despedía el vertido causaba irritación de los ojos y la nariz y se extiende por la aldea de Kolontar, declarada área de emergencia por las autoridades húngaras.

Las pocas calles de este pequeño poblado de 900 habitantes estaban cubiertas hasta la altura de las rodillas de este barro de intenso color ladrillo, que se esparció por zona urbana.

Lajos, un campesino de unos 60 años, ha declarado a Efe que "el barro llegó muy de repente, sin que nadie nos pudiera avisar antes".

"Sólo tuvimos tiempo para subir al primer piso de nuestra casa, pero todas mis gallinas y otros animales domésticos fueron arrastrados por el barro y han muerto", cuenta visiblemente aliviado de haber al menos salvado su propia vida.

"Pero debido a la contaminación, no sé si voy a poder sembrar este año", agrega delante de su casa, que se encuentra en una zona rodeada de tierras de cultivo.

Otros dos vecinos comentaban que se espera pronto la llegada de varios camiones para ayudar en la mudanza de muebles y otros artículos personales de las personas más afectadas, mientras los primeros trabajos de limpieza habían ya comenzado con maquinaria pesada y con la ayuda de bomberos.

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