Una media diaria de 28,9 muertos es el balance que ha dejado, en lo que va de año, la ola de violencia que sufre México, según el recuento que ha realizado el periódico Excelsior.
Esto supone más de un asesinato por hora y un total de 5.004 muertes en el país sólo en 2010.
El rotativo precisa que, con 1.213 muertes, Chihuahua es el estado más castigado por la violencia del crimen organizado, seguido del de Sinaloa, con 1.047 muertos, y Tamaulipas, con 429.
La violencia se incrementa en el país
Las cifras de este corte, pasado el ecuador de 2010, son aún inferiores a los 5.720 asesinatos contabilizados por Excelsior en todo 2009 y los 5.420 registrados por el mismo rotativo en los doce meses de 2008.
El registro es un 121% superior al que el 22 de junio de 2009 había para el mismo período del año, ha indicado el rotativo.
Las cifras precisan, además, que en lo que va de año han fallecido 36 niños y 132 mujeres, de las cuales 102 han perdido la vida en Ciudad Juárez, localidad mexicana fronteriza con la ciudad estadounidense de El Paso, Texas.
El diario también informa sobre la muerte de 146 policías de distintas corporaciones y de 14 soldados.
Entre los sucesos más violentos de los últimos tiempos destaca el asesinato en una emboscada lanzada el 14 de junio de 12 policías federales en Zitácuaro, en el occidental estado de Michoacán, y las 19 muertes registradas en un Centro de Rehabilitación para toxicómanos de Chihuahua, norte de México, el 11 de junio.
Desinformación sobre los sucesos
Desde el 1 de diciembre de 2006, cuando asumió el poder el presidente Felipe Calderón y hasta el pasado 13 de abril de este año en México se habían registrado 22.743 muertes, según había revelado un informe oficial del Gobierno al Senado que fue filtrado a la prensa.
El Gobierno mexicano no ofrece públicamente ni con regularidad un balance de muertes por la ola de violencia, provocada tanto por los ataques de las fuerzas de seguridad a las bandas organizadas como a las luchas internas entre las mafias criminales, lo que ha motivado que varios diarios mantengan sus propios recuentos de víctimas que hacen públicos ocasionalmente.