El Consejo de Seguridad de la ONU estudia a puerta cerrada el borrador de nuevas sanciones a Irán y lo votará a principios del mes que viene, según fuentes diplomáticas.
El borrador consta de 10 páginas, expresa "seria preocupación" por el programa nuclear iraní y envía un "mensaje inconfundible" de lo que la comunidad internacional espera de Irán, en palabras de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.
Las sanciones siguen el modelo aprobado contra Corea del Norte el año pasado. Eso incluye inspecciones de los barcos que se dirijan o procedan de Irán y amplía el embargo de armas.
Otra parte importante consiste en penalizaciones a las instituciones financieras iraníes, incluyendo todas las transacciones de sus bancos relacionadas con el programa nuclear y en especial, las que sostienen a la Guardia Revolucionaria Islámica, un grupo militar esencial en la represión de las protestas contra el régimen del pasado verano y el pasado mes de febrero.
EE.UU. suma a China y Rusia
Hillary Clinton anunciaba el martes por la mañana que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania habían llegado a un acuerdo "firme" para sancionar a Irán.
El avance más significativo es que EE.UU. ha conseguido sumar a Rusia y China a su posición contra el programa nuclear de Teherán. Washington ya contaba con el apoyo de las potencias europeas.
El borrador de sanciones supone además una desautorización en toda regla a las gestiones diplomáticas del presidente brasileño, Lula da Silva, y el primer ministro turco, Recep Erdogan.
Clinton señalaba que ese borrador "es una respuesta todo lo convincente que podemos dar a los esfuerzos desarrollados en Teherán durante los últimos días".
Razones del rechazo
Los integrantes del llamado P5+1 rechazan pues la oferta de Irán, que con el auspicio de Brasil, acordaba el lunes transferir la mitad de su uranio a Turquía y recibir a cambio combustible nuclear enriquecido. Una oferta muy parecida a la que le hizo el P5+1 en octubre pasado. Teherán la rechazó entonces.
El pacto iraní había sido recibido el lunes con cautela en Washington. Consideran que es un paso positivo pero persisten las dudas sobre su alcance, ya que Teherán se reserva la otra mitad del uranio y el derecho a seguir enriqueciéndolo en su territorio. Ese es el problema de fondo y la diferencia fundamental con la oferta que hicieron las potencias.
De ahí que la Casa Blanca dijera que en cualquier caso, Irán debe cumplir las cinco resoluciones de Naciones Unidas en las que insta al régimen iraní a paralizar su programa nuclear y dar garantías de sus fines pacíficos.