El disidente cubano Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace 15 días, ha denunciado que un agente de la seguridad de la isla le llamó por teléfono haciéndose pasar por un diplomático español, lo que ha calificado de "provocación".
La portavoz de Fariñas, Liset Zamora, ha explicado que el suplantado fue el consejero político de la embajada española en Cuba, Carlos Pérez-Desoy, que visitó al opositor el pasado lunes en su casa de Santa Clara.
Pero "la llamada (posterior) no fue de él. Fue una manipulación de la seguridad del estado", ha afirmado Zamora, y ha atribuido el incidente "a una provocación para desinformar a la opinión pública internacional".
“Fue una manipulación de la seguridad del estado“
La portavoz ha relatado que aproximadamente una hora después de salir Pérez-Desoy de la casa de Fariñas, "entró una llamada que supuestamente era de él", de alguien que dijo al disidente: "Llegué bien, Guillermo. Mañana regreso a hablar contigo", pero que "no era posible que una hora después" el diplomático estuviera ya en La Habana.
Zamora ha agregado que este miércoles el diplomático español auténtico "llamó a Fariñas desmintiendo todo eso".
Delicado estado de salud
Sobre el estado de salud de Fariñas, que ya reiteró su decisión de seguir la huelga de hambre, la portavoz ha dicho que "hoy está mal (...) se levantó esta mañana solo para que lo vieran los médicos".
El psicólogo y periodista opositor, de 48 años, comenzó su ayuno después de que muriera hace dos semanas en La Habana el albañil preso Orlando Zapata, tras una huelga de hambre de casi tres meses.
Fariñas dice que solo pide al presidente cubano, general Raúl Castro, un "gesto humanitario": la excarcelación de 26 opositores que están enfermos en las prisiones de la isla.
El gobierno cubano acusa a Zapata, Fariñas y todos los opositores encarcelados -unos 200, según la disidencia- de ser delincuentes comunes y "mercenarios" al servicio de Estados Unidos.
Según Zamora, los médicos han encontrado este jueves a Fariñas "con mucha taquicardia, síntomas marcados de deshidratación, con los ojos hundidos y la lengua muy untuosa, los labios muy agrietados y somnolencia, y le recomendaron que hiciera reposo".
"Los médicos del gobierno que estuvieron hoy a verlo querían llevarlo al hospital, para internarlo en terapia intensiva, pero él se negó", ha explicado Zamora por teléfono desde Santa Clara.