La Unión Europea ha asumido la tarea de respaldar las cuentas públicas de Grecia, que arrastra un déficit público del 12,7% de su PIB y una deuda de 300.000 millones de euros -de los cuales 53.000 millones corresponden a pagos a corto plazo, en 2010- en lo que sería el primer rescate financiero de los 11 años de historia del euro.
Aunque el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, ha asegurado que "Grecia no ha pedido ninguna ayuda financiera", descartando la posibilidad de una suspensión de pagos, el objetivo es evitar un posible contagio de la desconfianza a otros países con déficits elevados.
Sin embargo, el Tratado de la Unión Europea prohíbe al Banco Central Europea realizar préstamos a Estados miembros y no existen mecanismos específicos en el seno de la Unión Económica y Monetaria para sostener a un país con dificultades financieras.
Así, los ministros de Finanzas de la Unión Europea cuentan con las siguientes posibilidades financieras para ayudar al Estado griego:
- Préstamos bilaterales. Es la alternativa que prefieren Francia y Alemania, los principales impulsores del rescate financiero y quienes soportarían la mayor carga del mismo. El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, ha comentado que "esa parece se la mejor opción".
- Líneas de crédito. Es una herramienta que utiliza el Fondo Monetario Internacional, denominada standby facilities, por lo que se crearía un sistema similar en el ámbito de la zona euro con asistencia técnica del FMI. Consiste en poner a disposición del país una serie de préstamos a los que puede recurrir en caso de necesidad, bajo condiciones estrictas en cuánto al control de las cuentas públicas.
- Garantías sobre la deuda griega. Otra de las posibilidades avalar la deuda emitida por Atenas, mediante la suscripción de emisiones de obligaciones del Estado griego.
- Anticipos de subvenciones. Apoyada por quienes propugnan una solución multilateral y no bilateral, se trataría de avanzar a Grecia, uno de los países receptores de fondos estructurales europeos, las ayudas de los próximos años; a medio plazo, seguiría lastrando las cuentas griegas, al privarle de esos ingresos en el futuro.
- Préstamos del Banco Europeo de Inversiones. También formaría parte de una ayuda coordinada entre los 27, implicando a la institución financiera de la UE, que habitualmente se ocupa de financiar proyectos de desarrollo y modernización económica.
- Eurobonos. La emisión de deuda europea, con el objetivo de repartir los riesgos, ha sido lanzada en diversas ocasiones, pero encuentra grandes resistencias, especialmente entre los países grandes; tampoco en esta ocasión parece viable.
- Préstamos del Fondo Monetario Internacional. Aunque todos los países de la eurozona se han mostrado abiertamente en contra de recurrir al FMI, ya que supondría reconocer la derrota de la Unión Económica y Monetaria, otros Estados miembros de la UE, como Suecia y Reino Unido -fuera del euro- abogan por esta opción. Sería el último recurso.
En cualquiera de los casos, la contrapartida para Grecia sería un mayor control de sus cuentas públicas por parte de la Comisión Europea y mayores exigencias de recortes del gasto, más allá del plan de estabilidad aprobado la semana pasada y que pretende eliminar cuatro puntos de déficit en 2010 para dejarlo en el 8,7%.