Modelo antes que famosa, famosa antes que actriz, ex cantante de éxito infructuoso, ídolo de quinceañeras ávidas de ser objeto del deseo masculino. Ése es el currículo de Blanca Romero, quien con su interpretación en After ha estado a punto de conseguir el Goya a mejor actriz revelación.
Es su debut cinematográfico y lo ha dado de la mano del director de 7 Vírgenes, Alberto Rodríguez, quien ha sacado provecho a las cualidades de una actriz que ha caido casi por casualidad en el mundo de la interpretación.
Cansada de las pasarelas, de ser portada en las revistas de papel couché por su relación con su ex marido Cayetano Rivera y decepcionada por una carrera musical que no llegó a arrancar, Romero probó suerte en el mundo de las series, en donde la fama es instantánea y, muchas veces, independiente del talento del actor.
Física y Química la descubrió hace ya dos años al gran público, en su papel de profesora promiscua y vida desordenada. Un perfil ciertamente parecido al de su personaje en After.
Reconoce que sólo ahora, después de su primer largometraje, se siente realmente actriz, una profesión a la que llegó por necesidad para poder mantener a su hija, la que tuvo con 21 años, y después de tocar fondo tras su divorcio.
Actriz por "intuición, coherencia y sentido común". Así se describe esta asturiana criada en la cuenca minera, que justifica no haberse preparado ya que para ella la interpretación "no es algo ortopédico, sino muy natural".
Con su nominación por After se ha visto respaldada de cara futuros trabajos en el mundo del cine. Quién sabe si le ofrecerán o elegirá papeles con otros registros.