El democristiano flamenco Yves Leterme ha sido nombrado primer ministro de Bélgica tras la dimisión oficial ante el rey Alberto II de su antecesor, Herman Van Rompuy, quien fue elegido el pasado viernes por los líderes de la UE como primer presidente estable del Consejo Europeo.
Leterme, que ya fue primer ministro de marzo a diciembre de 2008, se vio obligado a dimitir ante la sospecha de que intentó influir en una decisión judicial sobre la venta del grupo bancario Fortis.
La decisión aleja del país el temido fantasma de la crisis, vinculado a las disputas entre las dos comunidades lingüísticas (flamencos y valones), al solucionar de forma rápida la marcha del actual primer ministro, Herman Van Rompuy, quien el pasado viernes fue nombrado primer presidente estable del Consejo Europeo.
Van Rompuy presentaró su dimisión y la de su Gobierno al rey Alberto II, tras lo cual Leterme y los miembros del nuevo Ejecutivo jurarán sus cargos y celebrarán un primer Consejo de Ministros, al término del cual el primer ministro acudirá a las dos cámaras del Parlamento a presentar su programa.
Leterme es el actual ministro de Exteriores
Leterme era ministro de Exteriores, y aún no se ha anunciado quién será su sustituto, aunque varios medios belgas apuntan a Steven Vanackere, actual titular de Empresas Públicas y Función Pública.
Yves Leterme, de 49 años, fue el ganador de las elecciones legislativas de 2007, pero las disputas entre flamencos y valones (francófonos) le impidieron formar un Gobierno hasta marzo de 2008.
Su período al frente del Ejecutivo fue muy breve, ya que dimitió en diciembre de ese año tras las acusaciones de que su Gobierno intentó influir en la justicia, en el caso del fallo de un tribunal de apelaciones sobre la nacionalización y posterior privatización del grupo bancario Fortis, muy afectado por la crisis financiera.
Sin embargo, Leterme fue posteriormente exonerado y en julio retornó al Gobierno como ministro de Exteriores.
El acuerdo para la vuelta de Leterme como primer ministro se ha producido después de que los cinco partidos que componen el Gobierno decidieran dejar fuera del debate gubernamental la principal disputa entre flamencos y valones, las dos principales comunidades lingüísticas del país.