En la recta final de la campaña electoral alemana,además del futuro de la compañía automovilística Opel y el bombardeo de Afganistán, también se habla del futuro de la energía nuclear en Alemania.
Este fin de semana miles de manifestantes se daban cita en Berlín para pedir al futuro gobierno que mantenga el compromiso adoptado en el año 2002 de desconectar definitivamente las 17 centrales nucleares que existen en el país.
Se teme que si Angela Merkel forma gobierno con los liberales el lobby proatómico cobre más fuerza y la desconexión nuclear prevista quede en el olvido.
El miércoles los ánimos de muchos ecologistas se calentaban al leer en el diario Süddeutsche Zeitung que el gobierno democristiano-liberal que dirigía Helmut Kohl manipuló en 1983 un informe sobre los peligros que supone el cementerio nuclear de Gorleben, que continúa en funcionamiento.
Cada año miles de activistas intentan impedir, a pesar del enorme despliegue policial, la llegada de contenedores llenos de basura nuclear procedente de Francia al famoso cementerio de Gorleben en suelo alemán.