Después de meses de discusiones, negociaciones y ofertas, la General Motors norteamericana parece que no se va a deshacer de la Opel europea.
La multinacional de Detroit podría anunciar su decisión final sobre el asunto en octubre, es decir, después de las elecciones generales en Alemania, con lo cual la canciller Angela Merkel seguirá teniendo la suerte de los 25.000 empleados de la Opel aquí en Alemania como una cruz encima.
Parece que a los americanos sigue sin entusiasmarles la oferta de la empresa austriaco-canadiense Magna para hacerse con Opel por la sencilla razón de que detrás de ella está un banco ruso, el Sberbank, próximo a Gazprom.
Según varios medios de comunicación alemanes,GM pretende una nueva inyeccion de dinero por parte de la administración norteamericana, mil millones de dolares, y otros mil millones de euros por parte de los gobiernos donde Opel tiene fábricas, y entre ellos, naturalmente España.
Los expertos en industria automovilística consideran que tantos tiras y aflojas y tanta incertidumbre sobre el futuro de Opel esta dañando gravemente la imagen de la compañía, aparte de afectar a los nervios de todos los trabajadores afectados.
Uno de estos expertos afirma que Opel parece un juguete que General Motors tira o utiliza cuando le viene en gana.