Hace unos días llegó la orden de desmontar el campamento. Se hará de manera paulatina pero este viernes es el último día para la práctica totalidad de los 1.000 desalojados que aún continúan viviendo en la Plaza de Armas de L'Aquila desde hace cinco meses.
Es el mayor campamento de los habilitados tras el terremoto, que dejó cerca de 300 muertos el pasado mes de abril, y el primero que se deslojará. Allí han llegado a estar alojadas más de 1.800 personas. Desde hace unos días, se han empezado a desmontar algunas de las instalaciones dispuestas por protección civil para ayudar a los damnificados.
El día soñado de los desalojados llega. Sin embargo, su sueño no es de color de rosa. Dejan el campamento pero esto no significa que vuelven a sus casas, ni que se van a instalar en las que está construyendo el gobierno. Esto 1.000 refugiados se van a otra parte de la ciudad e incluso a otros pueblos. Son trasladados a un hotel que ha sido habilitado, una residencia o una comisaría de policía.
Llegaron llorando, presas del pánico, del frío, de la desolación. Hoy muchos se van también entre sollozos. Las tiendas y las calles habilitadas entre ellas, se habían convertido en su nueva referencia, algunos vecinos en sus amigos. Ahora, la vida da otra vuelta de tuerca a su supervivencia . Son separados de estas nuevas amistades con las que han pasado días de calor extremo, noches de lluvia inclemente y conversaciones trufadas de esperanza
Las instituciones les siguen dando alojamientos provisionales, pero lo transitorio se ha convertido en costumbre desde que aquella madrugada del 6 de Abril se llevara por delante la vida de 300 personas y marcara la existencia de varios miles de italianos. Estos de la Plaza de las Armas de L'Aquila van a escribir un nuevo capítulo de su historia.