Dos días antes de su primer concierto en Tel Aviv, Madonna, la cantante convertida al judaísmo, volvió esta pasada noche de domingo a pisar la ciudad vieja de Jerusalén para rezar ante el Muro de las Lamentaciones. La visita estuvo rodeada de unas medidas de seguridad parecidas a las dispensadas a los mandatarios extranjeros.
Mientras miles de judíos ultraortodoxos se enfrentaban a la policía por la apertura de un aparcamiento en Shabat, en las cercanías de Mea Sharin, el barrio que acoge a gran parte de esta población en Jerusalén, la Reina del Pop oró, antes de regresar a Tel Aviv con toda tranquilidad junto a los restos del segundo Templo.
Madonna que en la tarde de este lunes se verá con la jefa de la oposición, la ex ministra de Exteriores Tzipi Livni, y el próximo viernes con el primer ministro, Benjamin Netanyahu, participará en Israel en un simposio sobre la Cabalá.
En este congreso también se espera que esté acompañada por el actor Ashton Kutcher, la actriz Demi Moore y quizá, según la prensa local, por el cantante Justin Timberlake.