El Parlamento de Bulgaria ha elegido este lunes al líder del partido derechista Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria, Boiko Borisov, nuevo primer ministro.
El hasta ahora alcalde de Sofía venció en las elecciones generales del pasado 5 de julio, en las que obtuvo el 39,7% de los votos, logrando 116 escaños en una cámara de 240.
Para su proclamación, el nuevo jefe de Gobierno ha recibido el apoyo del partido centrista Coalición Azul, de los ultranacionalistas de Ataka y del partido Orden, Legalidad y Justicia.
En su contra han votado los ex comunistas del primer ministro saliente Serguei Stanishev y el partido de la minoría turca DPS.
"Nuestro Gobierno cortará los lazos y las conexiones entre la delincuencia organizada y el poder Ejecutivo", ha declarado el nuevo primer ministro antes de la votación.
El Ejecutivo también ha aprobado la composición del nuevo ejecutivo, que contará con 15 ministerios.
Bombero, karateka y guardaespaldas
Nacido en 1959, Boiko Borisov se graduó como bombero y luego se formó como maestro de kárate.
A principios de los 90 fue guardaespaldas del ex dictador comunista Todor Yivkov y luego responsable de seguridad del último rey del país, Simeón de Bulgaria.
En los años de la transición, hasta el año 2000, Borisov estuvo relacionado con varios personajes destacados del hampa búlgara que, según los servicios secretos, controlaban entonces el tráfico de drogas, la prostitución y el contrabando, aunque siempre ha negado haber cometido delito alguno.
Cuando Simeón de Bulgaria se convirtió en primer ministro tras las elecciones del año 2001, Borisov fue promocionado a secretario general en el Ministerio del Interior.
Su fama y popularidad empezó a crecer como responsable de varias operaciones contra el crimen organizado.
Tras la victoria socialista en las elecciones de 2005, Borisov abandonó el Ministerio y se convirtió en alcalde de Sofía, cargo que ha ocupado hasta ahora.
El nuevo primer ministro búlgaro se ha ganado los corazones de la población con sus declaraciones directas y populistas contra los socialistas.
Ha llegado a prometer que meterá la mitad de ellos en la cárcel por abusos de poder y fraudes.
Considerado como un hombre honesto, comunicativo y trabajador, Borisov no tiene problemas en utilizar un lenguaje callejero y rústico en sus comparecencias públicas.