Durante el siglo XV, los pintores flamencos e italianos asombraron al mundo plasmando en una nueva técnica, la pintura al óleo, el ascenso de la cultura burguesa en Flandes y Venecia. Sin embargo, no fueron los primeros: nada menos que ocho siglos antes, ya se practicaba esta disciplina en las cuevas de Bamiyán, en la actual Afganistán.
Éste es el asombroso descubrimiento que acaban de publicar un grupo de investigadores americanos, japoneses y europeos en la revista Journal of Analytical Atomic Spectometry.
En ella detallan cómo el análisis de rayos X de la Instalación Europea de Radiación Sincrotrónica (ESRF), situada en Grenoble (Francia), demuestran que las pinturas de 12 de las 50 cuevas aledañas a las gigantescas estatuas de Buda de la ciudad tienen pinturas al óleo que datan del siglo VII.
"Es el ejemplo más antiguo de este tipo de pinturas en el mundo, aunque el óleo ya lo utilizaban los egipcios y los romanos, pero sólo para medicinas y cosméticos", ha detallado el director de la investigación, el japonés Yoko Taniguchi.
Un tesoro entre los escombros
Más asombrosas aún son las circunstancias en que las han descubierto. En 2001, todo el mundo se estremeció con las imágenes de la destrucción de los budas gigantes por explosivos colocados por los talibanes, que las consideraban antiislámicas.
Sin embargo, esta destrucción ha permitido que se repare en las cuevas, que fueron construidas en los acantilados formados por las estatuas para que se alojasen en ella los monjes que adoraban a esta divinidad.
En ellas también se alojaron los comerciantes que cruzaban la Ruta de la Seda, que unía China con Asia Central y Europa. Estos científicos creen que entre ellos había artistas, que plasmaban escenas de budas con túnicas naranjas y rodeados de criaturas mitológicas.