Conexión Vintage vuelve 30 años atrás en el tiempo para recordar lo que tuvo que ser y no fue, o lo que es lo mismo, los Mundiales de Esquí Alpino de Sierra Nevada 1995 que no se disputaron ese año y lo tuvieron que hacer en 1996.
La falta de nieve en 1995 hizo que, a pesar del enorme trabajo llevado a cabo por la estación granadina, se pospusieran los Mundiales un año. Gracias al trabajo en los despachos de Paquito Fernández Ochoa y Jerónimo Páez se consiguió una medida tan extraordinaria —habitualmente la FIS en estos casos elige otra sede en la que se asegure la celebración—.
En 1996 sucedió todo lo contrario en lo climatológico, las precipitaciones en las semanas previas fueron abundantes e incluso llegó a peligrar de nuevo la celebración por la cantidad de nieve y lluvia. Finalmente todo se pudo inaugurar de manera brillante, con Paquito y Blanca Fernández Ochoa como maestros de ceremonia y con la Familia Real en el palco de honor del estadio de Los Cármenes, que acogió la ceremonia de inauguración.
En aquellos campeonatos mundiales sobresalieron nombres como los de Atle Skardal, Picabo Street y, por encima de todos, Alberto Tomba.
El esquiador italiano llegó a Sierra Nevada entre silbidos al haber declarado días antes que iban a “esquiar en África” —luego rectificaría afrimando que quería decir que se vería áfrica desde donde iban a esquiar—. Sobre la pista se salió, con su inolvidable rectificación en el Gigante, y se colgó las medallas de oro del Eslalon y del Gigante.
También fue un punto de partida para el esquí alpino español, se terminaba un ciclo de los Xavi Ubeira, Luis Cristobal y Ovidio García; y emergía un equipo femenino que daría muchas alegrías en el futuro. Dirigido por el italiano Maurizio Marcacci, las Ainhoa Ibarra, Ana Galindo, Mónica Bosch y las jóvenes Raquel y María José Rienda junto a Carolina Ruiz; pondrían a España en la élite del esquí femenino mundial.
El evento nos dejó también imágenes impactantes como el choque de la rusa Tatiana Lebedeva contra el juez alemán Harald Schoenhaar el día previo al arranque de las competiciones. Según reconoció la Federación Internacional, el juez cruzó la pista indebidamente y la rusa se estrelló contra él durante los entrenamientos del descenso. Ambos se fracturaron la tibia y el peroné.
El 25 de febrero de 1996 concluyeron unos Mundiales que siempre quedarán equiparados a Barcelona 92. Si la cita olímpica de la Ciudad Condal fue el despegue del deporte español, Sierra Nevada 1996 sería la mecha de lo que son hoy los deportes invernales en España.
Se da la coincidencia, además, de que la estación andaluza de Sierra Nevada cumple en estos días 60 años desde su constitución. Motivos estos que justifican el viaje en el tiempo.