Ganar un mundial siempre es emocionante, pero si además es tu tercera temporada en el campeonato y vienes de un año en el que las cosas no salían, en el que cualquier resultado negativo te frustraba y en el que no podías agradecer con hechos la labor de tu equipo, ganar es más especial.
De esto, aunque parezca mentira, sabe mucho Pedro Acosta. La joya del motociclismo español y mundial, esta madrugada, gracias a su segundo puesto en el GP de Malasia, se va a dormir con la corona de Moto2 debajo del brazo.
Y el resultado es solo el culmen a un año de muchos cambios, físicos y mentales. 18 carreras de las cuales 14 ha cruzado línea de meta dentro del podio: siete victorias, cuatro segundos puestos y tres terceros. Y salvo el 0 en Le Mans, todo lo demás ha sido terminar la carrera dentro de los puntos. Lo que hace que, a día de hoy, sume 320.5 puntos en la general.
Hemos hablado de cambios.Y esos cambios han hecho crecer a Acosta porque hace tan solo una temporada, cuando dio el salto el Moto2, los fines de semana eran complicados para el piloto murciano.
"El año pasado sufrimos mucho"
"Fue muy duro el año pasado. El año de Moto3 es verdad que salió todo más fácil. No lo asimilas igual. El año pasado sufrimos mucho, no entendíamos por qué yo no conseguía ir rápido. No es que fuera la moto, no era la moto... Yo no conseguía ir rápido. Me frustraba", explicaba a DAZN al terminar la carrera.
A eso añadía que fuera del Mundial “tuve algunos problemas que a lo mejor me hacían pensar mucho”. Pero ahora las cosas son diferentes “cambié de entrenador, hemos hecho ahora el invierno y el verano del año porque íbamos todos los santos días a entrenar”. Incluso ha admitido que la gente del circuito le pedían que se fuese ya a las carreras. “Tío, vete ya”, destaca entre risas el ‘37’.
Pedro Acosta es de esos pilotos que ríe y hace reír. "Una cosa que no se ve cuando sufres es que tú tienes que disfrutar”, aseguraba. “Venía a las carreras, quería hacerlo bien, no me salían las cosas, no es que me frustrara, porque íbamos mejorando”, pero no era el resultado esperado por él y por el equipo.
Un equipo al que considera su familia y al que va a echar de menos porque “han sido tres años con ellos. Este ha sido el segundo y último título que conseguimos juntos y no me ha hecho mucha gracias irme. Al final me han criado ellos, han sido como mi padre y mi madre. Todo este mundial lo han ganado ellos”, y gracias “al año pasado sabemos lo que es ganar un mundial”.
Palabras emotivas hacia su equipo
Después de los malos resultados que cosechó un año atrás, Pedro Acosta se sentía en deuda con su equipo y confiesa que incluso sintió vergüenza porque los resultados que llegaban no eran los deseados.
"Cuando tú respetas tanto a alguien, como me pasa a mí con la gente del equipo, sentía hasta vergüenza. Decía 'coño, qué buenos son ellos y qué malo soy yo', porque era una cagada que se podría haber consentido el primer año que corrí el Mundial, pero no ahora y menos a estas alturas" Ahora bien, pasada la tormenta el de Mazarrón decidió afrontar 2023 con otra perspectiva y asentar todos los errores anteriores y ponerlo a punto para no cometerlos otra vez.
Lo que todavía le queda a Acosta es aprender a perdonarse a sí mismo si algo sale mal: “Soy del pensamiento de que si Pedro Acosta está 22 carreras al 100%, puede ganar las 22 carreras. No se pueden ganar todas, pero el objetivo es ese. Ganarlas y ser competitivo en todas”, haciendo honor a su apodo ‘Tiburón’.
Aparte de su equipo, el ya campeón del mundo de moto2 ha querido acordarse de otro piloto que desde el día uno se ha convertido en un pilar fundamental para él. Se trata de Remy Gardner, quien ya logró la corona de la categoría intermedia el año en el que Acosta debutó en Moto3.
Acosta y Gardner el tándem perfecto
"Yo le mandé un mensaje a Remy Gardner el día que ganó el Mundial y él me ha mandado uno hoy diciéndome que disfrutase todas las vueltas de las carreras y eso he intentado", contó.
"Creo que ha sido el día que he puesto todos los errores que he hecho en un año en un punto y he dicho 'hoy no puede pasar nada, hoy tiene que salir el día bien'. He mirado la pizarra, he visto que Arbolino ha salido muy hacia atrás, luego he visto que cuando tenía una distancia más o menos considerable, he dicho 'mira, ya se ha acabado la carrera, no vamos a hacer ninguna tontería hoy". Y eso ha sido gracias a su equipo y a Remy Gardner.
El australiano “estuvo allí apretando mucho cuando no me salían las cosas". Que incluso llegó a echarle la bronca en Argentina. “Se le hincharon las venas del cuello y estaba yo con el culo apretado. Esto es gracias a él, gracias al equipo y gracias a todas las personas que han estado a mi alrededor porque el año pasado no fue fácil", insistió.
A un paso de quedarse fuera del mundial
Una anécdota que también ha recordado en DAZN es que e, 2021, a una semana de firmar contrato se quedó sin equipo y fue Albert Varela, su mánager, el que logró un acuerdo con Red Bull KTM Ajo para competir.
"Es gracias al equipo, es gracias a Albert Valera. Antes de entrar en el Mundial me quedé sin equipo a la semana de firmarlo y hoy se lo he dicho 'tío, qué bien ha salido todo'. Te pones a pensar y qué bien ha salido todo. Creo que esto me ha dado el entorno para poder hacer todo esto", aseguró.
"Llegué al Mundial siendo un niño que no sabía ni cómo iba la pantalla de la moto, sólo sabía que cuando salían las luces tenía que cambiar de marcha y creo que me han ayudado a crecer. He crecido con ellos, mi primer Mundial, que lo hice sin mi padre y mi madre viniendo a las carreras, creo que ahí me espabilé mucho, dejé de ser ese niño tímido que le costaba hablar", agradeció a todo su equipo.
Todo eso ya es algo del pasado, pero Acosta siempre se acuerda de los suyos, y ahora con el premio debajo del brazo, va a disfrutar de las dos carreras que quedan para el final de la temporada. Carreras con actual equipo antes de dar el salto a MotoGP con GASGAS y Augusto Fernández al otro lado del box. Catar y Valencia “creo que van a ser las carreras más bonitas de mi carrera", concluyó.