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Champions League | Final

Haaland, un camino de récord a la final de la Champions

ÓSCAR LÓPEZ CANENCIA
3 min.

La Champions ya tiene a su primer finalista: el Inter de Milán que decantó la semifinal definitivamente del lado 'nerazzurro'. El Inter viajará a Estambul tras desbancar al AC Milan por un claro global de 3-0 y volverá a jugar una final de Champions trece años después.

En aquel 2010, el Inter de Mourinho levantó su tercera Copa de Europa ante el Bayern con un doblete de Diego Milito. Esta noche, de nuevo, un delantero argentino ha hecho explotar a una afición sedienta de éxitos que se ha encontrado con un inesperado regalo, impensable a principios de temporada.

El gol de Lautaro llegó bien entrada la segunda parte. Restaba poco más de cuarto de hora para el final del partido y el Inter tenía perfectamente controlada la situación. Con el 2-0 de la ida bien amarrado, la final estaba al alcance de los dedos. El Milan estaba muerto, pero nadie se fiaba. Hasta que Lukaku y Lautaro se hicieron un tuya-mía en el área y el argentino, sólo, envió a la red el balón con un disparo raso pegado al palo.

Y el Giusseppe Meazza reventó. Miles de aficionados interistas lo celebraron por todo lo alto. Lautaro, trasladado por un momento a su Cilindro de Avellaneda, se encaramó a la valla para delirio absoluto del graderío. Ahora sí que estaba hecho. El Inter había sacado su billete a la deseada final de Estambul.

Decepcionante Milan

Hasta entonces, el partido había estado dominado por los porteros. Dos enormes Onana y Maignan habían evitado gol alguno, incluso en las jugadas posteriormente anuladas. El primero en actuar fue el del Inter, que detuvo un disparo a bocajarro de Brahim a los diez minutos de juego que hubiera cambiado por completo el guion de la eliminatoria. Tras una fantástica jugada de Tonali por la banda izquierda, el '10' español remató confiado desde el punto de penalti, pero se encontró con los guantes de Onana.

Maignan respondió con dos zarpazos que evitaron, primero un gol tras una jugada anulada, y después, una envenenada falta de Calnahoglu peinada en el barullo del área.

El Milan, siempre muy lejos de la final, tuvo en las botas de Rafa Leao su segunda gran oportunidad del partido. Fue también en la primera mitad, con un jugadón individual tras irse de Darmian y lanzar un disparo cruzado que se marchó fuera por muy poco.

Ahí acabó la historia de un Milan que no fue capaz de descifrar el sólido entramado defensivo del Inter de Simone Inzaghi, rematado por el tanto de la liberación de Lautaro Martínez. Un tanto que vale una final.

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