Laurel Hubbard se convertirá este lunes en la primera atleta trasngénero en participar en los Juegos Olímpicos. Lo hará en la categoría de halterofilia, en levantamiento de más de 87 kilos, a partir de las 12:50 de la mañana.
Hubbard nació siendo hombre. Su nombre de nacimiento fue Gavin, pero pasados 30 años decidió someterse a una reasignación de género. Ya siendo reconocida como Laurel, la levantadora neozelandesa inició sus pasos en la haterofilia femenina durante 2012 logrando su gran hito hasta el momento en el Mundial de 2017, siendo plata en +90 kilos.
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Ahora, en Tokyo 2020, la atleta de 43 años podrá hacer su debut como mujer, siendo la más veterana de la competición, después de que el COI abriera la puerta en 2015 a los atletas trangénero con una norma: Que sus niveles de testosterona se encuentren por debajo de los 10 nanomoles por litro durante los 12 meses previos a la competición. De esa manera se frenaría la hormona masculina de la barba y la fuerza.
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La participación de Hubbard levanta críticas
Pese a cumplir la norma, las críticas no se han hecho esperar. Algunos opinan que Hubbard puede tener algún tipo de ventaja, cuestionando su imparcialidad, y basándose en su densidad ósea por haber nacido hombre.
Una de ellas, Anna Van Bellinghen, rival directa de Hubbard, que dice apoyar la comunidad transgénero pero considera "injusta" la presencia de la neozelandesa en la categoría femenina: "Cualquiera que haya entrenado levantamiento de peso a alto nivel sabe que las ventajas óseas son ciertas. Esta situacióm es injusta para el deporte" dijo Van Bellinghen.
Sin embargo, otras de sus rivales, como Emily Campbell, insisten en que "se ha clasificado como todas las demás".