Estamos viviendo el nacimiento de una leyenda. Tras conquistar su segundo Tour consecutivo este domingo, entramos en 'la era Pogacar'. El esloveno apunta a ser el gran favorito en las grandes pruebas, Giro de Italia, la Vuelta ciclista, el Tour de Francia o incluso en clásicas como la Lieja-Bastoña-Lieja.
A Pogacar se le ha visto con un carácter de líder. No se estresa, lleva muy bien la presión y vive sin complejos, sin rabias y sin fatigas el hecho de vestir de amarillos.
Los Tours que gane los determinarán él. Yo viví muy de cerca cuando Laurent Fignon ganó el primero en 1983; el de 1984 lo ganó con una pierna y parecía que iba a ganar hasta cinco, pero no fue así. Ahí comenzaron las lesiones y no encontró buen golpe de pedal hasta el 1989... Siempre hay alguna irregularidad.
El ciclismo será más divertido
Por su parte, lo de Pogacar es una revolución que da pie a un nuevo ciclismo, con rivales como Jonas Vingegaard, Wout Van Aert, van der Poel o Evenepoel... Hay una generación muy buena y lo mejor para los aficionados es que son ciclistas muy guerreros. Son ambiciosos. Un ejemplo de ello es como Pogacar en este Tour ha buscado las victorias de etapa incluso yendo de amarillo. No le quemaba el maillot.
El ciclismo apunta a que será más divertido. Dejaremos atrás el ciclismo 'de pinganillo', más conservador. Viene gente que anima al aficionado a estar pendiente de su evolución ycon rivales que se conocen perfecetamente. Jóvenes como Pogacar o incluso veteranos como Carapaz o Roglic. No hay que olvidarse de ellos.
Esa hegemonía que creó Chris Froome se va a romper. Vamos a tener corredores mucho más cerca de Pogacar, como referencia, a diferencia de Froome, que vivió la carrera con tranquilidad. La generación que está ya aquí tendrá corredores que no se lo van a poner fácil. Nos vamos a divertir.