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La NBA busca su tercer campeón con asterisco

  • Los Spurs de la 98/99 y los Heat de la 11/12 son los únicos equipos campeones sin una temporada regular completa

  • Los Bucks de Antetokounmpo y los conjuntos de Los Ángeles (Lakers y Clippers) parten con la vitola de favoritos este año

JUANJO CAMPILLOS
5 min.

La NBA es una competición de consignas marcadas. El fin de semana del All Star ha de ser una fiesta que aglutina talento, los duelos de Navidad presentan a los conjuntos proyectados para alcanzar el anillo, el MVP de las Finales se otorga a un jugador de la plantilla campeona o en fase regular se disputan religiosamente 82 partidos. Sin embargo, la regla siempre cuenta excepciones que la confirman, ya sea por pronósticos incumplidos, por la aparición de lesiones, por gestas epopéyicas o por movimientos sociales.

La última modificación circunstancial que concierne a la mejor liga de baloncesto del mundo está relacionada con el calendario. La pandemia por coronavirus provocó que su transcurso natural se viera interrumpido, como en la mayoría de grandes y pequeñas certámenes deportivos. El positivo de Rudy Gobert, provocando que, por tercera vez en la historia, no se puedan completar todos los duelos de fase regular.

Así es el plan de la NBA para acabar la temporada

Desde la temporada 67/68, los cursos que han visto reducido su calendario son los correspondientes al 98/99 y 12/13 (ambos por un lockout inducido por la falta de acuerdos entre los dueños de las franquicias y los jugadores) y, ahora, en el 19/20 por el citado COVID-19. Estos años extraños siempre quedan para el recuerdo del aficionado, pero hace especial hincapié en los equipos campeones. Cuentan con un anillo y con el trofeo Larry O’Brien, nadie se atrevería a quitarles la gloria, como tampoco el mote que los acompaña: campeones con asterisco.

San Antonio Spurs (1998/1999)

En 1998, la NBA se quedó huérfana de Michael Jordan por segunda vez (esta vez parecía la definitiva) y buscaba nuevo dominador. Los Bulls habían cosechado seis entorchados en ocho años y no repetirían en la aventura del séptimo. Jerry Krause destruyó los pilares ganadores de los de Chicago para iniciar una reconstrucción poco fructífera, así que la partida quedó abierta.

Los apuestas colocaron a la cabeza a los últimos damnificados por la era del ‘23’: Utah Jazz e Indiana Pacers. Los mormones habían caído dos veces, de forma consecutiva, en las finales; mientras que los chicos de Larry Bird habían forzado a los hexacampeones a un séptimo encuentro en la Final del Este. Tocaba revancha, aunque, para su pesar, ese año iba a nacer una nueva dinastía: los Spurs

El año anterior, este dúo de ‘novatos’ en la NBA, alcanzaron las semifinales del Oeste. Solo la falta de experiencia hizo que fueran atropellados en un 4-1 por la icónica pareja Malone-Stockton. Con el recuerdo de la derrota en el subconsciente, lograron cerrar la fase regular del 98/99 con el mejor balance de la liga (37-13). Eran los mejores, aunque también aprovecharon un campeonato corto (comenzó en febrero) para arrancar una inercia ganadora imparable. Tampoco encontraron rival en ninguna de las rondas de Playoffs. De hecho, de los 17 duelos disputados ganaron en 15.

Las finales, ante los Knicks del díscolo Latrell Sprewell, del fino tirador Allan Houston y del veteranísimo Pat Ewing, fueron catalogadas, antes de empezar, como una de las más desequilibradas de la historia. No en vano, era la primera vez que el octavo equipo de cualquiera de las dos conferencias alcanzaba los envites por el título. Van Gundy, preparador de los neoyorquinos supo aprovechar la volatilidad de sus jugadores exteriores, pero solo les alcanzó para robar un partido a los Spurs en casa. Los de San Antonio, al ritmo Duncan, MVP con 27,7 puntos y 14 rebotes, y del siempre fiable ‘Almirante’ Robinson, basaron su juego en estas dos ‘Torres Gemelas’ para conseguir el primer título de campeón de la franquicia. Luego, llegaron cuatro más, hasta alzar el último en el 2014.

Miami Heat (2011/2012)

Lebron James llegó al estado de Florida para ganar, aunque tuvo que esperar al segundo año como Heat. En la temporada anterior, perecieron contra pronóstico ante los Dallas Mavericks de Dirk Nowitzki. Fueron sus peores finales (de las nueve disputadas hasta la fecha), donde acusó la presión de demostrar que podía ser considerado como uno de los mejores jugadores de la historia.

El ‘Rey’ de la NBA trabajó en verano con más ahínco y volvió más fuerte. Consiguió ser galardonado como el MVP de una temporada regular de 66 partidos, que se volvió a salvar ‘in extremis’, como en el cierre patronal del 98, y catapultó a los de Miami hasta un aseado 46-20, para partir como segundo cabeza de serie en el Este.

Paul Pierce (i) y Lebron James, durante un partido de las Finales del Oeste EFE

La posición de privilegio fue para los Bulls del explosivo Derrick Rose. Aspiraban a todo, aunque el sueño se diluyó en el primer partido de los Playoffs, cuando Rose se rompió el ligamento cruzado de su rodilla izquierda. Adiós al MVP más joven de la historia de la NBA y a las aspiraciones de los de la ‘Ciudad del Viento’, que comenzaban a ser importantes tras la depresión postJordan.

De esta manera, el camino quedaba allanado para los Heat. En primera ronda, domaron a los Knicks de Carmelo Anthony, también ayudados por un ‘backcourt’ asolado por las lesiones de Baron Davis e Iman Shumpert, y, en ‘semis’ tuvieron que trabajar para doblegar a los orgullosos Pacers del naciente Paul George y del gigantón Roy Hibbert. Pero la verdadera prueba de fuego llegó ante los Celtics, cuyo ‘Big Three’ campeón en 2008 todavía seguía ofreciendo batalla. Y los verdes tuvieron las finales cerca, gracias a un 3-2 favorable y partido ante su público, pero Lebron iba a contestar con 45 puntos y 15 rebotes en el Garden y con 31 tantos y 12 capturas en el séptimo.

Los encuentros por el título no serían un problema, más allá del susto inicial de los Oklahoma City Thunder en el primer duelo. Espoleados por la derrota, y por la inexperiencia de Durant, Westbrook y compañía, los Heat triunfaron en los cuatro siguientes para alcanzar el ansiado anillo de Lebron y cumplir la promesa que juró en su llegada a Miami.

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