El pasado 9 de junio se disputaba el último punto de Roland Garros, el duodécimo de Rafa Nadal. Mientras el tenista español hacía historia, la maquinaria del segundo Grand Slam del año se ponía en marcha para tenerlo todo listo este miércoles 5 de febrero: la cubierta retráctil.
A pesar de que la primavera en París suele ser benevolente con la práctica del tenis, cualquier chubasco obligaba a cubrir la arcilla del complejo con una lona; en todas las pistas. Desde este 5 de febrero, la pista central ya no tendrá que sufrir ese problema, informa la web de Roland Garros.
La Philippe Chatrier ha sido la última de los cuatro grandes del tenis en incorporarse a los nuevos tiempos con una cubierta retráctil. Ya no será más la excepción. Ocho meses después, las obras de acondicionamiento han concluido con la colocación de la última de las once estructuras.
Ahora se realizarán varios tests que se alargarán hasta el mes de abril, poco antes del inicio del torneo en su cuadro principal, que está previsto para el 18 de mayo.
11 estructuras de 330 toneladas; 350 millones
Los trabajos comenzaron ya en 2018, solo que lo hicieron fuera de las pistas para no entorpecer el desarrollo del torneo. Dos años parecen hasta pocos para construir once estructuras de 330 toneladas cada una. La magnitud de la obra, presupuestada en 350 millones, así lo requería. Aunque cabe matizar que el presupuesto es para el total de las obras de acondicionamiento, que incluían la ampliación del aforo.
Las estructuras, de 15x3 metros, sostienen los paneles que una vez ensamblados cubren una extensión de una hectárea. Para su construcción se contrató un taller en Venecia, y posteriormente se necesitó un mes de trabajo tras el Roland Garros de 2019 para levantar una planta en el recinto a la que trasladar lo construido.
Una vez recibido el material en la sede de París, se han necesitado estos ocho meses para ensamblar las estructuras, instalar los paneles acústicos y ajustar los de la cubierta a sus estructuras. En este vídeo 'time lapse' se muestra el desarrollo.
Cada una de las once lleva su juego de ruedas y el movimiento se sincroniza por ordenador para que se ajuste a la perfección, a la espera de que lo confirmen las pruebas en la siguientes semanas. El proceso se calcula que dura unos 15 minutos.
De Madrid a Nueva York, pasando por Londres y Melbourne
Así funciona la cubierta de la Caja Mágica
Son dos minutos más que la cubierta de la Caja Mágica de Madrid, que fue uno de los modernizadores de este tipo de mecanismos dentro de los grandes torneos del circuito (2009). El techo del Madrid Open cubre las tres pistas principales de una tacada en 15 minutos y pesa 1.000 toneladas. Se calcula que costó algo más de 40 millones de euros de los cerca de 300 millones de todo el recinto.
Pioneros en Madrid en cubrir tres pistas a la vez, aunque por separado ya lo hizo el Open de Australia, la central; en 2001 siguieron con la Melbourne Park y en 2016, la Margaret Court. Hace dos años, los australianos remodelaron la cubierta de la central, que pasó de ser corrediza a retráctil y poder cerrarse en cinco minutos.
El All England Lawn Tennis Club rompió por fin sus rígidas normas para incorporarse ya en 2009 a la iniciativa de cubrir su pista central con un techo retráctil: 1.000 toneladas y diez minutos para el "paraguas" de Wimbledon. El año pasado inauguraron la de la Pista 1. Ambos proyectos se cifraron -no se dieron costes oficiales- en 110 millones y 78 millones, respectivamente.
En 2016 se unió el US Open tras desembolsar 130 millones para cubrir el Arthur Ashe Stadium, con una velocidad de siete minutos en proteger a tenistas y público de la lluvia de Nueva York El más rápido hasta ahora sigue siendo el de Australia.