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Supercopa de España

El dudoso ejemplo de Fede Valverde, salvador del Madrid

M.J. CALEYA
2 min.

El centrocampista del Real Madrid, Fede Valverde, fue el claro protagonista de la Supercopa de España.

Su durísima entrada por detrás para derribar a Morata cuando se plantaba solo ante Courtois, en minuto 115 de la prórroga, fue sin duda la acción más determinante del partido.

Con esa falta, sancionada con roja directa, evitó el más que probable gol de los rojiblancos y permitió que el partido llegara a la tanda de penaltis, donde el Real Madrid se hizo con la victoria y el primer título del curso.

Él mismo, tras el encuentro reconoció que “era una pena” y que “no debería haberlo hecho”. Revisando la jugada se puede apreciar que el uruguayo no tiene ninguna intención de disputar la pelota y que su único objetivo es derribar a Morata. Y lo hace con una falta peligrosísima que podría haberle costado una lesión muy grave al delantero rojiblanco.

En un todo o nada para el Madrid, el ‘pajarito’ Valverde apostó duro y logró el mejor premio para su equipo, aunque para ello tuviera que recurrir a una deshonrosa falta que quedará en los anales de la Supercopa.

Zidane, sus compañeros de equipo y hasta Simeone, han destacado que “Valverde "hizo lo que tenía que hacer" para cortar el peligro rival”, pero queda la duda de si un jugador que ha terminado expulsado debería haber sido elegido como ‘MVP’ del partido por la Federación.

El reconocimiento al Jugador Mas Valioso debe ser una distinción al jugador más destacado, pero que también incluya el 'fair play'. Y la falta de Valverde sobre Morata no es ejemplo de ello. No puede serlo porque el mismo Valverde pidió perdón posteriormente al delantero rojiblanco, consciente de que con su jugada podría haberle lesionado de gravedad y que, además, podría acarrearle varios partidos más de sanción. "Fue feo, no lo debí hacer. Le pedí disculpas a Morata", reconoció Valverde tras el partido.

Y quién piense que con esa falta Valverde es todo un modelo, que recuerde la acción de Míchel Salgado sobre Juninho en febrero de 1998. Una jugada casi calcada que acabó con la carrera del brasileño y que fue castigada con cuatro partidos y 500.000 pesetas.

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