Ona Carbonell ha vuelto a lo grande a la élite: va a participar en Gwangju en su séptimo Mundial, con más pruebas que nunca en el programa de la natación artística. Lo afronta con todo lo bueno y lo malo que le da la veteranía.
Aunque hay una cosa que no cambia para la estrella española: con 29 años recién cumplidos y 32 medallas en grandes competiciones internacionales, dice que se pone tan “nerviosa como en el primer Mundial”.
Fue en 2007, en Melbourne. “Allí me tomé mi primer café”, recuerda en una entrevista con RTVE.es para explicar que ha crecido mucho desde entonces. Hay otra cosa que en todos estos años no ha variado: siempre que ha competido en un Mundial ha obtenido al menos dos medallas.
Una regularidad al máximo nivel que solo tuvo un pequeño bajón en 2016, cuando el equipo español no se clasificó para los Juegos de Río y ella se quedó a las puertas del podio junto a Gemma Mengual en dúo.
Carbonell volvió por sus fueros en 2017, aunque sin entrar en el equipo; y el año pasado se vio en la necesidad de parar después de 11 temporadas sin descanso. Renunció al Europeo. Pero en 2019 ha regresado a tope.
El retorno
“Ha sido duro. No por el parón. Más que nada por la edad, porque son muchos años con las mismas rutinas y exigencias; las mismas cosas para mí, para mi familia, para mi pareja... Esto no es fácil, pero me he sentido muy a gusto en el equipo. Ha sido muy duro porque (la entrenadora) Mayuko (Fujiki) es muy exigente y me ha dado muchas pruebas. Pero está siendo muy bonito y tengo mucha ilusión”, explicaba hace unos días en conversación telefónica justo antes de viajar al extremo oriente.
En Gwangju, a partir de este viernes y durante nueve intensas jornadas, la barcelonesa va a disputar al menos las dos modalidades del solo (técnico y libre) así como los ejercicios libres de dúo y equipo. Pero además aparece como reserva en el dúo y el equipo técnicos, así como en la nueva modalidad de highlights (aún más libre que la de combo, que se mantiene en el programa). O sea, que entre eliminatorias y finales tiene previsto tirarse al menos ocho veces al agua, si no más.
“Va a ser duro por el desgaste físico, aunque estoy acostumbrada”, dice, confiada en su buen momento. “A nivel físico me siento igual o mejor que nunca, pero no recupero tan rápido. Por eso intento dormir pronto, hacer fisio cuando toca, hidratarme bien… cuidarme” en definitiva, explica.
Con independencia de las rivales, encabezadas cómo no por las rusas, y consciente de que tiene que dar lo mejor de sí especialmente en el solo, donde tiene más opciones, avisa: “Hay que lucharlo a muerte: voy a ir a por todas”. Aunque ella no habla de medallas, sino de quedarse “vacía de energía” cuando termine todas sus actuaciones.
Guarda un secreto
La mejor sirena española de la historia presenta una coreografía muy original para su ejercicio técnico individual: nadará más al ritmo de las palabras que de la música, en un homenaje a Nelson Mandela y su discurso sobre reconciliación nacional en Sudáfrica a través su selección de rugby.
La nadadora española Ona Carbonell está preparando un ejercicio inédito en el mundo de la sincronizada al utilizar un discurso de Nelson Mandela sin música para su próxima participación en el World Series de Barcelona, la antesala del Mundial.
“Uno de mis objetivos era aportar algo más al deporte... algo más creativo, artístico. No ha sido nada fácil apostar por algo así. Habrá gente que le encante y otra que piense que es demasiado diferente”, comenta.
Además, guarda secreto sobre su ejercicio del solo libre. Un sigilo absoluto que no tiene precedentes en la historia reciente de la sincronizada española. Quiere que sea una sorpresa absoluta y solo ha trascendido que es muy exigente físicamente.
En cuanto al equipo, afirma que es el mejor con el que he entrenado hasta ahora. “Son mujeres maravillosas, muy jóvenes. Yo aporto para que el equipo crezca”. Crecer en el agua y fuera de ella, como demuestra Ona Carbonell año tras año.