El cineasta británico Stephen Frears ha llevado a las salas cine el que probablemente haya sido el mayor engaño de la historia del deporte, es decir, la vida de Lance Armstrong. Puede que no sea el último pero sí que es el primero que muestra al mundo la ambición sin límite del exciclista estadounidense, su capacidad para mantener incorruptible su mentira y su convicción por sentirse indestructible.
El director de títulos como The Queen (2006) o Dangerous Liaisons (1988) aborda ahora la vida deportiva del que fuera icono mediático de finales del siglo XX y principios del XXI y resalta al mismo tiempo el trabajo del periodista deportivo irlandés David Walsh.
La historia, basada en el libro Seven Deadly Sins: My Pursuit of Lance Armstrong del periodista de 'The Sunday Times' destapa a un Lance Armstrong capaz de todo con tal de ser el número uno desde la primera carrera que corre en Europa.
El actor Ben Foster (Inferno) se mete minuciosamente en la piel de Lance —se rumoreó incluso que llegó a doparse para meterse más en el personaje— para conseguir reproducir los movimientos del ciclista sobre la bici y, sobre todo, esa mirada que él tenía cuando levantaba los ojos del manillar.
El guión de John Hodge (Trainspotting) recorre la ascensión a la gloria del deportista y su caída a los infiernos, desde sus comienzos en el equipo Motorola y el advenimiento del cáncer de testículos hasta que confesó que consumió sustancias dopantes para mejorar su rendimiento en el programa de Oprah Winfrey.
Al mismo tiempo reproduce la batalla que contra él libraron aquellas personas que osaron de dudar de la limpieza de Armstrong, especialmente Walsh y su periódico, y las consecuencias que para ellos tuvo esa pelea, desde el bullying recibido por compañeros periodistas hasta el dinero que se dejó el periódico (1,6 millones de dólares) en procesos legales.
En el film, que se estrenará en España el próximo 24 de junio, se encuentra al verdadero Armstrong. Aquel que no dudó en buscar al doctor italiano Michele Ferrari antes y después de superar el cáncer, aquel que se reía de lo sucedido en el Tour de Francia de 1998 y del 'Caso Festina' por 'pardillos' o aquel que ensayaba ante el espejo las respuestas antes de cada rueda de prensa comprometida.
También se escenifican los métodos que llevaba a cabo Lance y todos sus compañeros bajo la protección del director belga Johan Bruyneel.
El actor francés Denis Ménochet interpreta a un Johan Bruyneel que protege a Lance Armstrong y sus compañeros a la hora de doparse.
No encontrarán sorpresas en la cinta los amantes del ciclismo ya que el caso de Armstrong ha sido más que televisado pero sí que verán un trabajo cuidado, de los pocos, a la hora de llevar al cine un deporte tan difícil de reproducir como el ciclismo.