No le hace falta equipo, él mismo se vale y se sirve para ganar con autoridad el Tour de Francia 2013, al menos cuando la carretera se pone cuesta aarriba o cuando se rueda contra el reloj. Chris Froome ha vuelto a dar toda una exhibición de poderío en la etapa más larga de la 100ª edición, después de recorrer 242,5 kilómetros a una media de 41 km/h. y acabando en el temido Mont Ventoux. [Blog 'En Ruta': Mont Ventoux pone a cada uno en su sitio, por Carlos de Andrés]
Nada han podido hacer ante su poderío sus rivales. Alberto Contador (Saxo Tinkoff) se mantiene en tercera posición después de entrar en meta a 1'40''. Se mantiene tercero a 4'25'' mientras que Mollema seguirá entre ambos (+4'14''). El único que ha podido poner en duda la victoria de Froome ha sido Nairo Quintana (Movistar). El colombiano aguantó la rueda del líder hasta prácticamente la pancarta del último kilómetro pero finalmente acabó cediendo 29 segundos. Otro que ha estado fantástico ha sido Mikel Nieve (cuarto a1'23'' junto a 'Purito' Rodríguez que fue tercero).
No ha habido tregua ninguna en esta decimoquinta etapa, desde la salida neutralizada se ha volado. Una escapada de nueve unidades, entre los que se encuentran los españoles Markel Irizar (Radioshack) y Alberto Losada (Katusha), se formó en los inicios después de varias escaramuzas con el objetivo de montar la fuga buena.
Junto con los dos españoles, rodaban en fuga Perrick Fédrigo (FDJ), Jérémy Roy (FDJ), Christophe Riblon (AG2R), Sylvain Chavanel (Omega), Peter Sagan (Cannondale), Daryl Impey (Orica) y Woter Poels (Vacansoleil).
Como ya pasó el sábado, los equipos que no metieron a sus hombres en la fuga se propusieron echarla abajo. Esta vez fue el equipo Europcar el más resentido hasta que el MoviStar de Valverde y Quintana se puso al frente. Con el equipo navarro en la cabeza, el pelotón se puso en fila de a uno y, más que pedalear, los ciclistas volaron. La media de velocidad de las dos primeras horas de etapa fue de 51 km/h.
Con este panorama la diferencia de los escapados pasó de casi siete minutos a menos de 4 minutos de renta antes del comienzo de la ascensión al Mont Ventoux.
A falta de 28 kilómetros, atravesando el Col de la Madeleine, se puso en cabeza del pelotón el Sky del líder Froome y la ventaja de los fugados se redujo aún más hasta bajar de los dos minutos.
Por delante, Chavanel fue el primero en lanzar un hachazo a sus compañeros y en irse en solitario. Irizar fue el corredor que más empeño puso en enlazar con el francés pero irremediablemente fueron engullidos por el pelotón en las primeras rampas del 10%.
Entre Chavanel y el grupo saltó Mikel Nieve a falta de 14 kilómetros para la meta y dos kilómetros después aconteció en ataque fulgurante de Nairo Quintana. Nadie fue capaz de salir a su rueda, la única reacción fue el agrupamiento de los Sky alrededor de Froome.
Richie Porte vuelve a hacer la criba para Froome
Mientras Nieve y Quintana en cabeza aumentaban su ventaja hasta los 45 segundos, por detrás Richie Porte era el hombre encargado de hacer la selección definitiva resuminda a la postre en él mismo, su líder Froome detrás y Alberto Contador a su rueda. Atrás se quedaban Kreuziger, Rogers, Mollema, Ten Dam, ‘Purito’ Rodríguez y Alejandro Valverde.
A ese primer movimiento de los dos Sky le siguió el ataque de Chris Froome a falta de ocho kilómetros para la cima. Fue un ataque durísimo a pesar de que el británico no se levantó de la bicicleta. Contador trató de agarrarse a su rueda pero tuvo que ceder y engancharse a la rueda de Mikel Nieve. Fue un tronco al que sujetarse en medio del océano para el madrileño.
El que sí logró pegarse a la rueda de Froome fue el colombiano Quintana que mantenía intacto el sueño de la victoria de etapa. La distancia del dúo de cabeza respecto al dúo Contador-Nieve llegó a ser de 50 segundos bajo la pancarta de los tres kilómetros a meta pero antes de llegar a los últimos mil metros... el maillot amarillo demarró.
Ahora se llega a la segunda jornada de descanso este lunes. Sin duda que todo el pelotón lo espera como agua de mayo después de tener que volar en la etapa más larga.