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Londres 2012 | Atletismo

El atletismo español vuelve de Londres sin medallas, igual que en Seúl 1988 y Pekín 2008

  • En Pekín hubo 11 finalistas, en Seúl y Londres solo 4

  • Desde 1900 se han conseguido 11 medallas en atletismo

  • En Barcelona 1992 se estableció el récord de 4 medallas

MARIO ANTA
6 min.

España inauguró su participación en los Juegos Olímpicos el mismo año que debutó el siglo XX. En aquel 1900 el equipo español de atletismo se trajo de París los mismos metales con los que había llegado: los herrajes de sus maletas vacías.

A la anciana edad de 80 años volvió de los Juegos de Moscú con su primer reconocimento, se lo trajo colgado del cuello del marchador Jordi LLopart. Aquella medalla de plata en los 50 km abrió el camino a una nimia colección de 11 preseas en 112 años de competición.

De ellas casi la mitad, cinco, corresponden a la disciplina pionera que ha desarrollado un excelente trabajo a lo largo de la reciente historia de la marcha española con atletas de la talla de Josep Marín, el eterno amigo-enemigo de Llopart; el campeón en Barcelona'92, Daniel Plaza, y los medallistas Valentí Massana y María Vasco. Además de una larga lista de nombres que no han conseguido subir al podio olímpico.

El año 1992 está enmarcado en nuestra historia por haber recogido una excelente cosecha, cuatro medallas. Desde entonces se han ido consiguiendo sucesivamente alguna que otra hasta que llegaron los Juegos a China en 2008 y de ese viaje se regresó de nuevo con la maleta vacía. En Pekín comenzó un ciclo de una exasperante sequía que se ha prolongado hasta este verano londinense.

Regresión hasta los Juegos de Seúl 1988

Tras un pésimo comienzo la delegación española zanjó su actuación en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con el balance de cero medallas, como en Pekín 2008, pero con tan solo cuatro finalistas, el mismo panorama que presentó en Seúl 1988.

Tras la cita asiática, comenzó su etapa dorada en Barcelona 1992 donde consiguió su récord de cuatro medallas, dos en Atlanta 1996, una en Sydney 2000 y dos en Atenas 2004.

En la capital china alcanzó su cima de finalistas, con once (uno más que en la ciudad helena), pero se quedó sin alcanzar podio alguno, como a orillas del Támesis.

Cuatro finalistas en londres 2012

En cambio, en esta ocasión la actuación general se ha saldado con un panorama netamente inferior. Tan solo han terminado en plaza de finalistas: Ruth Beitia, cuarta en altura, Miguel Ángel López, quinto en 20 kilómetros marcha, Frank Casañas, séptimo en disco, y Beatriz Pascual, octava también en 20km marcha.

En Seúl'88 los finalistas fueron: José Marín, cuarto en los 20 kilómetros marcha y quinto en los 50km, Antonio Corgos, quinto en longitud, y Mayte Zúñiga, séptima en 800m.

Las previsiones antes de acudir a Londres no eran muy halagüeñas. Todo apuntaba a que, en cuanto a medallas, se podía repetir el cero de Pekín.

Ruth Beitia, la más cercana al podio y a su retirada

Tras la disputa hace unas semanas de los Europeos de Helsinki había diversas opciones y ninguna se pudo rubricar. La que estuvo más cerca fue Ruth Beitia en la última jornada en el estadio olímpico de Stratford.

La plusmarquista nacional y campeona continental en Helsinki rozó el bronce con los dedos tras saltar 2.00m, pero la estadounidense Brigetta Barret superó inesperadamente los 2,03 y le arrebató la gloria en su despedida, con lo que se marchó con el sentimiento agridulce de haber logrado la medalla más dolorosa, la de chocolate, como comentó a TVE al finalizar la prueba.

Miguel Ángel López fue una de las noticias más agradables de la selección española al ser quinto en los 20 kilómetros marcha; Casañas, único español presente en la final de disco tras la eliminación prematura de Mario Pestano, firmó un séptimo puesto en una competición muy exigente.

Beatriz Pascual encabezó con el octavo la aceptable actuación española en los 20 km marcha femeninos por delante de la veterana María Vasco, en sus quintos Juegos, que fue décima y que tuvo palabras de reproche para los responsables de la gestión del atletismo español, y María José Poves, duodécima.

García Bragado señala al presidente de la RFEA

En Londres disputó sus sextos Juegos el hombre récord, Jesús Ángel García Bragado, quien no pudo despedirse con el ansiado podio olímpico, acabó vigésimo lastrado por una ciática desde el kilómetro diez y volvió a demostrar que nunca se muerde la lengua pidiendo un relevo en la dirección de la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) a cuyo presidente, José María Odriozola, lo califica de anciano.

Dolorosa fue la eliminación en la primera eliminatoria del trío masculino de 1.500m, otra prueba emblemática del atletismo español. David Bustos, Diego Ruiz y Álvaro Rodríguez no pudieron hacer olvidar a ausentes como Manuel Olmedo, Arturo Casado o Juan Carlos Higuero y no hubo siquiera representación en semifinales.

A las que sí llegaron los tres de 800m, Antonio Manuel Reina, Kevin López y Luis Alberto Marco, pero no pudieron entrar en la histórica final en la que el keniano David Rudisha logró un nuevo récord mundial.

Marta Domínguez, se desvanece la esperanza

Marta Domínguez y Natalia Rodríguez llegaron mermadas a Londres. La excampeona mundial de los 3.000m obstáculos, lesionada poco antes de los Juegos, alcanzó la final, pero en ella apenas tuvo opciones de nada y, tras ser duodécima, se marchó sin dar explicaciones de lo que había ocurrido. En tanto que la mediofondista Natalia acusó el hecho de no haber competido en un año y fue eliminada precipitadamente.

Nuria Fernández, campeona europea de 1.500m en Barcelona, también compitió con poca preparación tras lesionarse en el gemelo veinte días antes de correr en Londres. Pasó la primera ronda, pero no pudo estar en una nueva final.

Los obstaculistas, incluida la polémica presencia de Ángel Mullera, tampoco superaron la primera criba en otra de las pruebas en las que España fue referencia hasta hace muy poco.

Al igual que Luis Felipe Méliz, que llegaba con medalla de plata en salto de longitud del Europeo, y Eusebio Cáceres que no superaron la ronda de clasificación, lo mismo que le ocurrió a Concha Montaner que no pudo entrar en la final femenina de salto de longitud.

Cuatro años para entrar en la mejora

España ha dado un salto muy peligroso hacia atrás con la nula cosecha atética recogida este verano olímpico. Ahora comienza una nueva olimpiada que debe servir para que en estos cuatro años venideros mejore la cuenta de resultados.

No será un trabajo fácil en estos tiempos de ajustes, el atletismo español necesitará grandes apoyos para que al llegar a la batida en el final de este viaje vuelva a saltar hacia delante y su marca quede registrada.

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