Roger Federer, ya clasificado para semifinales de la Copa Masters, se relaja en su último partido ante Mardy Fish. El suizo vence en tres sets por 6-1, 3-6 y 6-3 en un partido que se alargó en exceso, cerca de dos horas, por la falta de intensidad del suizo.
Volvió la versión bipolar de Federer para ceder un saque a su rival, como el que cede el asiento en el autobús a una persona impedida. Sus propios errores y la falta de ambición en un partido que no resolvía la clasificación de ninguno -líder de grupo contra colista, pasará lo que pasará- regalaron un set a Fish.
Y eso que comenzó el duelo pareciéndose más a la versión que le tocó sufrir a Nadal. Eficaz con el saque, magistral con su derecha y moviendo a Fish de lado a lado. Cedió, eso sí, un saque en el tercer juego, pero fue la única concesión y el único consuelo del estadounidense en el parcial.
Después vino la versión demasiado caballerosa de Federer: errores no forzados incomprensibles, bajón en el nivel y todo lo aprovecha un buen jugador de saque y volea como Fish para apuntarse un set.
El partido se desarrolló a un ritmo lento, espeso, fiel reflejo de lo poco que había en juego. Trataron de alegrarlo los jugadores con ganas de agradar al público del O2 Arena y gestos cómplices en algunos momentos.
Fish ya se sabía fuera de las semifinales de antemano y trataba de saborear sus últimos minutos en el Masters frente a un pentacampeón como Federer y ante la mirada de rostros conocidos como el de Thierry Henry -ex jugador de Arsenal y FC Barcelona.
Federer volvió a meter la quinta en el tercer set y no dio opción alguna a un Fish que pese a que se lleva un set ganado a Nadal y otro al suizo como recuerdo.