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La comisaria de Comercio: el tratado con EE.UU. no rebajará los niveles europeos de protección

  • Como ejemplo, dice que no cambiará reglas sobre hormonas o transgénicos

  • Malström señala en Madrid que permitirá defender los intereses de cada país

L. FRANCIA
6 min.

La comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström, ha negado este viernes en Madrid que el tratado de librecomercio que se negocia en estos momentos con EE.UU. -conocido como TTIP, por sus siglas en inglés- vaya a anular las actuales exigencias europeas en asuntos tan sensibles como seguridad alimentaria o protección del medio ambiente. "Sólo cooperaremos con EE.UU. en temas regulatorios donde tengamos los mismos objetivos", ha asegurado, antes de poner como ejemplo dos de los temas que más preocupación despiertan entre los ciudadanos europeos: "No vamos a cambiar las reglas sobre hormonas en la carne ni sobre los organismos genéticamente modificados".

Malmström ha admitido que la oposición social a este acuerdo es muy fuerte en tres países de la UE (Alemania, Austria y Luxemburgo) y que, en los otros 25 también hay parte de la población en contra. "Los estándares de comida, de medio ambiente… son cosas muy sensibles. La gente tiene miedo de que vayan a entrar cosas no permitidas en Europa, que no es el caso: todas las leyes que tenemos aquí, están aquí", ha indicado y, como ejemplo, ha añadido: "No vamos a cambiar las leyes que nos protegen en alimentación. Los productos que no están permitidos aquí no se va a permitir que estén en las importaciones, es evidente".

"El TTIP no socavará la capacidad de las autoridades de proteger el interés nacional", ha remarcado durante su intervención en el Foro Nueva Economía, donde ha insistido que "todo país tiene derecho a hacer leyes que protejan a sus ciudadanos, y eso no puede ser cuestionado por las empresas".

"Nuevo enfoque" a la protección de inversiones

Precisamente, ése es uno de los puntos que provoca más temor en la sociedad civil europea. Sobre la posibilidad de que los inversores estadounidenses puedan demandar a los gobiernos europeos en órganos de arbitraje privados y externos si se sienten perjudicados por una decisión de un Estado, Malmström ha reconocido que los sistemas de solución de diferencias que funcionan hasta ahora "son manifiestamente mejorables".

Por eso, ha reiterado que Bruselas quiere dar "un nuevo enfoque" a la protección de inversiones que incluya el TTIP, "con más transparencia, mayor protección y límites a los abusos", para lo cual va a presentar "en los próximos días unos nuevos principios" que deberán aplicarse en el futuro acuerdo de librecomercio y cuya orientación no ha precisado.

La comisaria europea responsable de Comercio ha explicado que, en las actuales negociaciones con Estados Unidos, hay una decena de sectores en los que, en lugar de tratar de armonizar las legislaciones, se pretende el reconocimiento mútuo de los estándares vigentes, "que son un poco distintos, pero equivalentes".

Uno de esos sectores es el de cosmética, donde asociaciones de consumidores europeas denuncian que podría permitirse la venta de un millar de productos prohibidos ahora en la UE. Sobre ello, Malström ha indicado que lo que se pretende es "ver si se pueden facilitar las autorizaciones para vender en los dos mercados, garantizando el mismo nivel de seguridad, pero evitando duplicar los test que hay que hacer".

Quién decidirá la convergencia normativa en el futuro

Aparte de lo que ahora se pueda acordar para plasmarlo en el futuro acuerdo, el TTIP pretende dejar abierta una puerta para lograr una convergencia normativa en el futuro a través del denominado "organismo para la cooperación regulatoria".

Los críticos con esa vía denuncian que el nuevo órgano será un comité de expertos privado, que podrá analizar cualquier norma que se considere que afecta al comercio -como las relativas al fracking, el medio ambiente o los derechos sociales- y desecharla si los sectores empresariales implicados la consideran perjudicial para sus intereses.

Preguntada por ese asunto, Malmström ha señalado que el nuevo organismo será "un foro de reguladores europeos y americanos" -que son "los más experimentados y los mejores del mundo", según la comisaria- que, debido a que "la ciencia y la tecnología avanzan", deberán analizar "cómo se pueden armonizar o reconocer los estándares defendidos por cada una de las partes".

Sin embargo, la política sueca ha destacado que ese análisis de convergencia no se llevará a cabo en todos los campos: "Las áreas donde no estemos de acuerdo estarán fuera de la discusión", aunque no ha dado ejemplos de cuáles pueden ser esas áreas.

"No es un foro para decidir, no es un foro para legislar. Será un foro abierto, que contará también con la posibilidad de discutir con ONGs, con universidades, con distintos expertos... Pero después, está muy claro, serán los Parlamentos europeos y el Congreso americano los que harán la legislación", ha subrayado Malmström, que también ha indicado que se busca una solución para establecer un mecanismo de control y vigilancia parlamentaria sobre ese nuevo organismo.

La comisaria ha insistido que ese mecanismo "no va a armonizar los estándares hacia abajo. Es de cara al futuro, para garantizar que los mejores estándares de seguridad en varios asuntos técnicos serán equivalentes [a ambos lados del Atlántico] y que, si esos estándares después se hacen globales, será mejor que los hayamos hecho nosotros a que los hagan otros".

Beneficios para el comercio y la economía

Cecilia Malmström ha destacado que este acuerdo es una prioridad para la Unión Europea, ya que los intercambios de los Veintiocho con EE.UU. suponen en la actualidad el 40% del comercio mundial, y se realizan a un ritmo de 2.500 millones de euros diarios.

En España, según la comisaria europea, hay 70.000 empresas que exportan a EE.UU. (la mitad del total de exportaciones del país), que se beneficiarían de la eliminación de aranceles y duplicidades normativas. Como ejemplo, Malmström ha recordado que las empresas de calzado de Alicante pagan un 35% de aranceles para entrar en el mercado estadounidense y las alcachofas de Murcia, un 15%.

Además ha asegurado que Europa pretende que el tratado proteja en el mercado estadounidense, "al menos", 54 denominaciones de origen de distintos países europeos (las mismas que incluye el acuerdo de librecomercio ya firmado con Canadá, entre las que están el queso manchego y el jamón de Jabugo).

En un contexto en el que predomina la austeridad y la lucha contra el elevado endeudamiento dentro de la UE, Malmström ha destacado que los acuerdos de librecomercio -todos, no solo el de EE.UU.- son una "oportunidad para crear empleos y riqueza a través del comercio exterior, sin necesidad de grandes inversiones públicas y sin aumentar los déficits, solo con abrir mercados".

Otra de las ventajas que se lograría con el TTIP, según la responsable europea de Comercio, sería el acceso de las empresas de la UE a las licitaciones públicas de los estados de EE.UU., "que hasta ahora están muy cerradas".

Respecto a la negociación sobre cómo afectará el acuerdo de librecomercio a los servicios financieros -un sector que Washington quería dejar al margen-, Malmström ha indicado que se ha formado un grupo de trabajo y se ha empezado a incluir en la negociación. "Poco a poco, pero se avanza", ha resumido.

"Al principio había un malentendido y en algunos sectores en EE.UU. había temor de que quisiéramos armonizar estrategias en este tema. Pero lo que queremos es discutir con los americanos lo que estamos haciendo en este campo desde la crisis o la lucha contra el blanqueo de dinero", ha dicho.

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